12.01.2014

L.

¿Sabéis guardar un secreto?

He estado enamorado de un millón de mujeres sin su nombre,
Laura,
sin su sonrisa,
la de Laura,
con la voz
de quienes pronuncian Laura sin ser Laura,
con los ojos
que tienen todas menos Laura.


He hecho reír a todas las que tienen los dientes más bonitos que Laura;
he llorado todas las lágrimas que le he secado a todas las que no eran Laura.


De noche,
Un pelo que no es el de Laura,
un tacto que rotundamente no es de ella,
me roza la espalda.


Un cosquilleo se eleva junto a mis plegarias;
girarme y ver un rostro
que sea el de cualquier mujer
menos el de Laura.


De día,
he llevado a todas las que no eran Laura,
al restaurante favorito de ella;
les he cantado las baladas de Laura, a todas las que no la conocían.


Me he declarado,
de pie,
de rodillas,
de lado, en la cama, con la sonrisa aferrada a la almohada,
a todas, y esto debo aclararlo, las que no eran Laura.


Las ciudades más maravillosas del mundo tiemblan 
cuando cualquiera de ellas pone un pie en tierra.
Y sin embargo, 

se ríen de Laura.

Los criminales mas inhumanos han mirado 

a todas las chicas que no eran Laura 
a los ojos, 
y han llorado.

He escrito sobre todas las mujeres que no eran Laura,
Pero que eran musa
inspiración

verso
beso
luz
cristal
arroyo
jardín
pétalos de rosa
y espina en el corazón;
aquéllas que eran excusa para escribir,

motivo para ser poeta.

He hablado todas las lenguas del mundo, 

y mi favorita 
sigue siendo la suya,
la que lame cada sílaba de Laura
con el placer de ser la envidia de ella.

He rezado a todos los dioses,
he recorrido todos los caminos que llevan a Roma,
he leído todas las historias de Jane Austin,
he regado todas las ruinas de Grecia,
he confundido nombres,
recuerdos,
noches,
letargos,
y ganas de vivir.

He aprendido que a una mujer se la ama
no como a la primera,
sino como a la última.


¿Sabéis guardar un secreto?

Laura 
era todas las mujeres de este poema
excepto Laura.

10.05.2014

don't you see? even the sky is crying for us.

Está lloviendo.
Lo siento en la cara, 
las gotas besan mi mejilla
y se convierten en lágrimas.


Tengo cicatrices mal cerradas,

costuras rotas y
el corazón en el taller;
las penas rosas
los moratones con forma de flor
y los besos a flor de piel.



Tengo versos en la espalda,

lunares contando cuentos,
los ojos cerrados,
las piernas abiertas,
             -la boca a medias-
y un chupetón en el pecho.


Me sangra tinta de los ojos.

Despacio cae hasta el papel,
y lloro todo lo que no te dije,
justo ahora,
que ya no te volveré a ver.


Con todo el pasado invadiendo mi presente

intento crear un futuro mejor;
no funciona.
Sale luz roja.
La vida no tiene manual de supervivencia
ni yo salida de emergencia.


Y lo peor de todo no es que no vuelvas;

sino que mañana,
seguirá lloviendo cuando despierte.


Y esta puta tormenta nunca da tregua.



9.25.2014

"con la mirada de quien no tiene miedo a morir, sino a no sentirse vivo"


Imagina una pluma cayendo.
Suave.
Despacio.


Así te quiero.
Suave.
Despacio.

Así quiero que me quieras,
así quiero que me recorran tus manos;

como un conquistador descubriendo nuevo mundo.
Emocionado.

como una musa siendo descrita.
Colocado.

como el poeta que la describe.
Cachondo.

como un niño metiendo el dedo en la tarta.
Travieso.

Imagina una pluma cayendo.
Imagíname a mí cayendo.

Y tú batiendo las alas desde el cielo.

Súbeme hasta las estrellas y déjame caer;
quiero vivir aferrándome a la muerte.

9.23.2014

Knee socks


Está sentada en ceniza, refugiada entre muros de hojas secas; 
con una sonrisa acalorada cansada y un vestido de flores muertas.

Qué harta estoy del Sol , le comenta a la Luna.                  
Yo en cambio lo echo de menos , responde la enamorada.

Con mirada herida y corazón en hielo recorre las quemaduras de su piel.
Rastros sin consuelo.

 ¿Por qué lo amas, si nunca está?                                       
 Porque él es lo que sueño cuando duermo.                        

¿Y con qué sueña ella?
Con el color naranja, abrazos derretidos, chocolates fundidos;
noches largas, cuentos cortos y pies fríos.

Sueña con él.
Sueña, con él.

Sueña con miedo,
                  pánico, 
                  histeria,
                  dolor, 
                  recuerdos...,

                                       pero sueña. 








Autumn, the year's last, loveliest smile.




9.22.2014

ROMA

Roma tenía los hombros caídos, los labios rojos y las uñas mordidas;
el pelo suelto y las pasiones de mil hombres en sus ojos escondidas.
Roma no tenía ganas de jugar, con soñar le era más que suficiente;
se conformaba con ver a los pájaros volar y levantar sus brazos al cielo.
Soñando alto.
Sintiendo viento.
Suplicando vuelo.
Roma era una niña pequeña columpiándose en un parque del centro;
era de esas niñas que tienen la ropa deshilachada, igual que el corazón.
De esas que no regalan besos, pero que con cada palabra te rompen el pecho.
Roma era una chica singular, sin igual; iba en singular y sin dudar.
Un solo momento.


Roma es todas y cada una de las noches que te has pasado despierto.
Con la ventana, con los ojos y hasta con el corazón, abiertos.
Con la piel por debajo de las costillas.
Con miedo,
y en carne viva.

Roma es emperatriz de muchos imperios, aunque, reina, solamente es de su reino.
Roma es incapaz de arrancar un alma de un cuerpo,
pero le encanta eso de enrollarte alrededor de su índice,
como si no fueses nada más que la puta cuerda de su globo.
Y en cualquier momento, te puedes ir flotando entre nubes.
De papel,
o de algodón de azúcar, si prefieres.

El caso, es que deberías tener más miedo tú que ella.
Porque si te vas pierdes y no hay autopista de vuelta;
y sin embargo, todos los demás caminos, llevan a Roma.




9.05.2014

Why you only call me when you're high?


Esta tarde me he encontrado con tu recuerdo en la esquina donde solíamos enrollarnos.
Me ha llamado desde la acera, como un mendigo pidiendo limosna.
Suave y decaído.
Me ha pedido un mechero, como el fumador de esta mañana.
Pero él no quería encender un cigarro, sino quemarse a sí mismo.
Y, sin embargo, estúpida de mí, no le he dejado.
Y ahora soy yo la que se quema en vez de arder él.
Me consumo en un bar que está a unas cuantas cuadras más abajo. O  más arriba.
Desde la barra ya no distingo arriba de abajo,
bien de mal,
dolor de amor.
Deberia haberle dado el mechero.
Ahora te veo doble a mi lado en este antro.
Y sonríes, con tu sonrisa de dientes torcidos
y me retuerces el alma.
Tu recuerdo se replica otra vez,
y a mí apenas me queda capacidad de réplica.
Te veo sentado a mi lado cinco veces.
Borroso como humo.
Me dirijo a uno de vosotros, y en la sexta copa de más,
te invito a que me lleves a casa.

8.29.2014

Creerse Nada.

Escríbeme en mayúsculas y cuélgame en tu puerta.
Que no hay mejor aviso que la propia experiencia.
No pasar. Lo mejor escrito, mejor no dicho.
Y decir en voz alta tu nombre no me ha llevado a otra parte que no fuera un quebradero de cabeza; me ha llevado a un quebradero, de cabeza.
Y ya bastante surcos tiene una en la piel como para ir hurgando en las entrañas.
Pero tú sigues, como si matar una vez no fuese suficiente, y te adentras con zapatos en mi vestíbulo.
Y mi corazón no está preparado para más pisadas.
Porque duele, igual que entrenar y no jugar el partido.
Y ahora me doy cuenta de que yo no tenía puesto en tu equipo.
Que sólo fui otra espectadora que desde la grada celebraba cada victoria.
Sólo era eso, y ahora ya no hay nada.
Porque no tengo ni ganas ni sentido. Ni pies para correr ni manos para alcanzar.
Ahora solo soy el café de las cinco de la mañana de cuando aún no te has ido a dormir.
Soy el papel arrugado que se amontona en el suelo de la vida de un escritor sin sentimientos.
Y es que soy de esas que no dan gracia ni las gracias.
Porque la experiencia, gran hija de puta, es la mejor profesora.

La melancolía del nosotros.

Y no quiero ser yo, ni él,
ni ése, ni aquél,
quiero ser el nosotros
que solo  eres capaz de hacer.

Tourist.


Era mi lugar favorito de todo el mundo.
Recuerdo cómo era capaz de perderme en cada recoveco de su ciudad; cómo derrapaba por esa cadera que hacía las veces de curva, para luego empotrarme contra esa última que llamaban sonrisa
Para mí era sonrisa cada vez que se mordía el labio.
Explorar cada cordillera de su pecho era mejor que una excursión al museo; y, aunque acababa destrozado, descansaba en la llanura de su vientre mientras admiraba toda esa belleza digna de exposición. Un baño en su ombligo y un trago entre las caricias de su pelo me llevaban hasta el mismísimo cielo. O quizás debería decir infierno, porque me dirigía hasta lo más bajo de sus piernas.
Y no soy un ladrón, pero he de reconocer que he pasado muchas noches en esta ciudad al raso, sin llegar a pagar ni un solo centavo.
Pero eso no importa cuando estás donde con quien tienes que estar.
Y es que ella es mi lugar favorito.

8.28.2014

En mi vida las matemáticas nunca fueron una ciencia exacta.


No sé si vosotros habéis tenido alguna vez ese flechazo por una persona que se ve tan lejana a vuestro mundo que parece estar en el universo superior de la teoría de Aristóteles;
 perfecto y etéreo, en el universo de las estrellas.

★ ★ ★ ★ 

Ella era alta con el pelo caoba destellando rojos cada vez que se lo sacudía y el sol lo azotaba en las tardes de verano; tenía esos ojos claros que nada podían envidiarle ni al más puro de los hielos que formaba el invierno. Sus pestañas tenían la manía de caer suavemente como las hojas de otoño hasta posarse sobre sus pómulos teñidos de las rosas en primavera.

Ella era mi estación favorita, porque era un estallido de todo lo bueno de un año; podía correr junto al sol en julio para luego descansar con una copa con hielo en diciembre; podía refugiarse entre las hojas secas de octubre mientras diseñaba los trazos de las flores de mayo.

Ella era así; tan distinta de todos, pero con algo de cada uno.

     Pero era tan ajena a mí...

Sus labios se veían siempre tan ardientes como el fuego de la chimenea en la que se quemaban mis sueños. Donde me consumía y quedaba reducido a un puñado de cenizas sin posibilidad de autopsia. Y lo malo de ello, es que Ella nunca podría saber que fue su mirada la que me hizo arder.

Pues Ella era tan lejana a mi mundo..., como si estuviese en otro universo.

     Tan ajena a mí...

Pero a la vez tan cerca como para arrancarme el alma con sus tacones y arrastrarme a patadas a otra vida.
Una vida donde los sueños parecen tan reales que ni te das cuenta de que tienes los ojos cerrados.
Pero cuando los abres, te das cuenta de que en tu vida uno y uno nunca sumaron dos.

Ni te imaginas lo bien que nos vemos juntos cuando tengo los ojos cerrados.

8.26.2014

No sé si existe, pero si sale de su boca me lo creo.


Son las cuatro de la mañana y el café está olvidado.
Más que gemidos se oyen gritos,
pero no nos gustan.

Nos sangran las pupilas empapadas de alcohol,
nos sobrepasa la embriaguez de las venas;
nuestros ojos son dardos sin diana.

Y con cada palabra nos abrimos un nuevo surco en la piel;
nos desgarramos la garganta.
Nos deshilachamos el alma.

Y las cicatrices quedan, mi amor,
invisibles,
pero quedan.

Y los recuerdos huyen... pero se nos enredan en el pelo.
Como murciélagos.
Ojalá pudiésemos irradiar un poco de luz para espantarlos.

Pero estamos bajo cielo,
                      bajo tierra,
                    bajo mar.

¿Y qué hacemos con toda esta oscuridad?
"Aprovechémosla", me susurras entre maldiciones.
Mi respuesta se hunde en tu boca y nos ahogamos en este sinluz.

8.21.2014

Otoño.


Las gotas se estrellaban contra el gris asfalto de las calles de esta ciudad inspiradora y protagonista de incontables historias. No era extraño que la lluvia decidiera visitar a los habitantes de Londres, pero él no estaba preparado para ella; con la cremallera hasta el cuello, las manos refugiadas en los bolsillos y la cabeza gacha, se deslizaba con pasos apurados sobre la eterna alfombra de hojas amarillentas que cubría el suelo. El viento empezaba a azotar cada vez con más fuerza, obligando al muchacho a acelerar el ritmo y encogerse más sobre sí mismo.

Era un frío típico de esas fechas.
Frío húmedo. Frío helado.
Frío de rutinas.

De rutinas de ayer que perduran hoy; rutina de caminar con frío, rutina de verla y soñarla, de desearla hasta la locura; rutina de mañanas heladas y cafés ardientes; rutinas que son como una canción en modo replay. 


Rutinas que le recuerdan a ella, a su perfume dulzón y su carácter agrio.
Rutinas que ojalá se las llevara el mismo viento que las trajo.

6.20.2014

Lo prohibido atrae.


Nos vemos a las tres y diez en la puerta del tren.
Espero que reconozcas cuál es.

El Kyle idealizado de todos mis relatos compite con el Jack de mi corazón. 
O puede que sea con el de mi botella. 
Un brindis con Daniel en un bar de poca monta a las afueras del submundo. 

Avanzamos.

Un suburbio con placa de motel nos llama la atención. 
Esta noche vamos a brillar con las luces de neón.
O como ellas.

La noche espesa se abre entre turbulencias y una claridad arrebatadora abotona mis sentidos en un punto fijo. 
Y aunque existe una diferencia entre vivir para amar y amar para vivir,
yo ya estoy bastante muerta.

Muerta mi coherencia.

Las astillas crujen y huimos en el coche de la policía antes de que nos detenga. 
O peor aún, que no nos diga nada.

Porque lo que nos gusta no es follar, 
sino que nos prohíban hacerlo.

5.22.2014

Lluvia de agosto.

      

       Tenían razón.
       Unos amistosos ojos azules alzaron la mirada. Ella volvió a hablar.
       —El amor es de débiles.
       Con un tirón de la comisura derecha de su boca la miró como diciendo "bienvenida al club". Cuando ella tomó el cigarro que su amigo le ofrecía y se agachó hasta sentarse a su lado en la acera de aquella descuidada calle, estaba firmando su asociamiento al club de los descorazonados.
       Con manos ágiles se llevó el cigarro a los labios e inspiró hondo, tratando de asfixiar el dolor de su pecho, pero lo único que parecía ahogar el tabaco era sus pulmones.
       Sus ojos castaños, mirando sin ver, volaban como un colibrí inquieto por el barrio mientras compartía caladas con Xiang.
       Una llovizna nocturna caía en forma de cristalinas gotitas que se posaban sobre el pelo de la muchacha; una de ellas se quedó haciendo equilibrio sobre las pestañas de su ojo derecho, devolviéndole una mirada distorsionada. No hacía mucho frío, pero tampoco el calor suficiente como para no abrazarse los brazos con una chaqueta. 
       Entre el humo del cigarro y la niebla que reinaba Londres, la calle Regent parecía el paisaje idóneo para filmar una película de los amores que eran pero que no llegarían a ser jamás; apenas unos cuantos coches traqueteaban por la húmedo lugar, y un par de rezagados transitaban por la calle que corría paralela a la de la pareja de amigos. El resto del mundo estaría con sus familias en sus casas, disfrutando del cobijo de un techo, del calor de un fuego y del placer de una cena.
       Pero ellos estaban ahí, sentados en la calle compartiendo un cigarro mientras la lluvia intentaba, inútilmente, lavar sus penas. Ellos eran los pobres y marginados,
       los Marginados Descorazonados.

3.22.2014

Tenías la ecuación perfecta, pero se te olvidó despejar la X.

Ni tú tan fiel
ni yo tan princesa.
Fingías ser escritor,
pero mi vida nunca llegó a ser un cuento.
Malas historias contabas,
no sé ni cómo te las arreglabas.
Para entrar y salir,
salir y venir,
venir e ir.
De cama en cama.
De corazón en corazón.
De alma en alma.
Para jugar siete partidas
con un dado de seis caras.
Para sonreír,
aunque no hubieras ganado nada.
Y es que siempre tenías esa certeza
de que lo bueno siempre llegaba
Y tenías razón.
Llegué.
Pero nunca habías previsto lo más obvio.

Me marché.



Ya no hay más camas
ni más recuerdos en mi almohada.
Las plumas vuelan
mientras en mi espejo retrovisor
tu silueta se aleja.

1.16.2014

Té verde con limón y miel.

      El aire se veía fresco al otro lado de la ventana.
      —¿Me estás escuchando? —elevó la voz un poco más alto de lo considerado correcto, y unas cuantas personas que habían en la cafetería se giraron a mirar.
      Su mirada  giró más lentamente, y, al ver que las palabras se dirigían a ella, esbozó una tímida sonrisa de disculpa.
      —¿Perdona? —dijo, con su voz melosa y sus ojos color miel aún risueños. 
      Él suspiró.
      —No podemos seguir así, Annie.
      —¿Así cómo? —preguntó ella con tono inocente.
      —Pues así... —dijo él, desesperado y exhausto a la vez, agitando los brazos en el aire pretendiendo abarcar, de forma metafórica, todo lo que les rodeaba. 
      Ella lo miraba callada, esperando.
      Por fin, él suspiró.
      —Así de distantes —dijo, con un hilillo de voz y dejando caer los brazos a ambos costados del asiento en el que estaba.
      La expresión de ella adquirió un todo de incertidumbre, y una arruga de incomprensión se formó en su frente.
      —Pero si estamos al lado...
      Él agitó la cabeza, negando.
      —No, Annie... Estamos juntos físicamente, —la miró fijamente a lo ojos—, pero tú estás muy lejos, en un lugar en el que a mí no se me permite estar.
      —¿Y cuál es ese lugar? —preguntó ella, devolviéndole la mirada intensa.
      —Ese lugar es tu mente, tus pensamientos. Nunca te pedí que renunciaras a nada, y mucho menos a tus sueños. Pero ahora parece que renuncias a mí, y yo creía formar parte de ellos.
      Él bajó la vista.
      Ella lo miró; empezaba a entender.
      —¿Te gusta el té, John?
      Él levantó la mirada, desorientado.
      —¿Te refieres al té? ¿Al que se bebe?
      Ella rió suavemente, con su risa pura y cristalina como el rocío.
      —Claro, ¿a qué sino?
      —Pero, ¿eso qué tiene que ver con nosotros?
      Su voz era dulce.
      —Las personas —hizo un gesto, abarcando toda la cafetería— somos como el té; algunos tienen fruta, otros algo de canela; hay otros de menta, de vainilla o de anís, y hay otros tantos a los que, por mucha azúcar que les eches, siguen siendo amargos —hizo una pausa, dejando que su compañero pensara en sus palabras, y esbozó una sonrisa.
      El hombre empezó a entender lo que ella quería decir, y antes de que pudiera añadir nada, la muchacha se levantó.
      Antes de dar media vuelta y marcharse, sin embargo, Annie le sonrió dulcemente una vez mas.
      —Quizás yo no soy el sabor que buscas.
















Yo soy té verde con limón y miel.
¿Quién eres tú?

1.08.2014

Our demons, hidden in ourselves, are reflected on the mirror.

       Me mira fijamente con esos ojos que parecen dos pozos sin fondo; su pelo es una cascada atezada que enmarca un pálido rostro. Demacrados pómulos miran desde arriba, alzando la barbilla arrogante.
       Ella es atractiva; demasiado buena, demasiado poderosa. Separa los carnosos labios y entre una sonrisa vanidosa sale una voz que no se parece en nada a la suya.
       —¿Qué miras? —dice, y alza una ceja con aire presuntuoso—. ¿Envidia?
       La observo, sin sostener sus ojos fijamente, y siento que su mirada umbrosa me estrangula el corazón.
       —Yo... —siento que las palabras se pierden en su camino desde mi mente hasta mis cuerdas vocales, y me aclaro la garganta para guiarlas—. Me gustaría ser como tú —digo finalmente.
       Ella ríe ostentosamente, y mi corazón se asfixia un poco más.
       —¿Como yo? —finge sorpresa—, por favor, niña, ni en tus mejores sueños podrías ser la mitad de lo que soy. ¿Tú te has visto? —su tono se vuelve duro y aún más soberbio—, eres un desperdicio humano, con ese cuerpo deforme y esa cara ridícula. Eres un adefesio, un engendro, una pérdida de tiempo como persona. No te mereces nada.
       Las palabras duelen y mi corazón empieza a ralentizar. Sus ojos son como dos parásitos que traspasan mi piel y beben, lenta y dolorosamente, la poca luz que aún brilla en mí.
       Ya he oído muchas veces sus palabras, ya he sangrado hasta la saciedad y ya no soy nada más que un inestable titileo asfixiado por su mirada negra.
       Normalmente asentiría, dándole la razón, pero esta vez algo es distinto. No sé si es porque ya ha terminado de ahogar mi luz con sus palabras y mi última esperanza sale a flote o si es la vela de mi transigencia la que se ha consumido, pero el caso es que algo se desata en mí y soy capaz de devolverle la mirada y contemplar sus ojos sin que ardan los míos.
       Nos quedamos así un rato; calladas, con las pupilas de una sobre las de la otra. Y cuando ella abre la boca para lanzar un nuevo ataque, me adelanto y mi puño vuela veloz hasta chocar contra su mejilla.
       Solo hay un segundo en el que mis nudillos están en contacto con su rostro y parece que el mundo se para; por una vez ella es la que refleja miedo, y no al revés.
       El segundo pasa; sus ojos se cierran y algo en mí se abre; su rostro se resquebraja, mi mano sangra y sé que soy libre cuando el cristal golpea el suelo, hecho añicos (igual que mi demonio).





Mirror mirror on the wall,
who's the fairest of them all?
you just got destroyed.











; YOU ARE WORTHIER THAN THEM.

1.07.2014

Una ventana que se abre directamente a sus más profundos secretos.





Una vez me enseñaron que los ojos son la puerta del alma.
Así que cuando la veo, risueña y habladora, 
con esa sonrisa que le ocupa prácticamente toda la cara, 
sé que está rota.

1.06.2014

Sus muñecas eran obras de arte: amargas, dolorosas y rotas obras de arte.

Hacia arriba y al descubierto:
las muñecas son su lienzo.

Su musa es la insatisfacción;
su recompensa, la liberación.

Como una flor, el lienzo se abre:
empieza a hacer arte.

El corazón bombea con fuerza:
la inspiración se acerca

Fluida y escarlata,
la pintura resbala.

Dolor, cura, pasión, amargura, delicia, destrucción;
los sentimientos parecen una contradicción.

De arriba a abajo, de ida y vuelta;
son tantos los trazos que ya ha perdido la cuenta.

Pero un día decide cambiar de estilo:
está harta de siempre lo mismo.

Florecer sus muñecas parece algo pasado de moda;
llega el otoño, ya no es tiempo de rosas.




















Cortar y pegar.

1.05.2014

20.14

No puedo considerar este año (2013) como bueno o malo porque ha habido momentos de todo tipo. Lo que sí he de decir, es que ha sido un año de cambios; de transformaciones, tanto externas como internas, tanto dentro de mi grupo social como en mi vida personal.
Ha habido mucho dolor, sobre todo al principio. Creo que entré demasiado fuerte en el nuevo año y él no estaba preparado, (o quizás fue al revés). El caso es que, de tan rápido que iba, no vi la farola y me choqué contra ella. Supongo que serían las tres de la mañana, y supongo que aquél no era un barrio muy transitado, pues nadie vino a levantarme. La noche caía cada vez más fría, y yo me había dejado el abrigo en casa. 
Así que tuve que aprender a levantarme por mi cuenta.
Pero no lo hice del todo sola, sino que me apoyé en la pared, por ejemplo, y me agarré, para ponerme en pie, a la misma farola que me había tirado.
Creía que la calle estaba desierta, pero me olvidé de que en los desiertos siempre hay arena.
La vida es así; creemos estar solos, pero tenemos mucho apoyo detrás; quizás no es el apoyo "fácil" ni el apoyo que esperábamos; es el apoyo que nos deja ahí tirados hasta que nos demos cuenta de que nosotros mismos somos capaces de levantarnos. Pero está ahí, al fin y al cabo, acompañándonos.
En este año me he dado cuenta de que cada vez que caigo me es más fácil levantarme, y no al contrario. Fue en este año en el que he visto mi verdadera fuerza y cómo se desarrollaba; he luchado contra lo que los demás querían que fuera y me he ganado a mí misma
Ha habido decepciones y caídas; luchas y logros; llantos y alegrías.
Ha habido reflexión, mucha reflexión, y me he ido formando como persona.
No te puedo decir que este año ha sido bueno o malo.
Pero te puedo afirmar que éste ha sido uno de los que más me han cambiado.


2013 2014


















Once you've accepted your flaws no one can use them against you.
Unkwon.


Me despido definitivamente del 2013.
No como de un amigo,
no como de un enemigo,
sino como de un maestro.

2014, prepárate, 
porque el catorce es mi número
y voy a hacerle justicia.