10.12.2013

A brown fight for some blue eyes.

Pies hundidos deslizándose sobre el encharcado barro, hierbas húmedas acariciando las piernas gráciles y esbeltas que alzan su ligero torso. La fina tela que tiene por vertido se mueve vaporosa con cada paso que da. Está en un iluminado claro, pero ante ella se alzan, fantasmagóricas y misteriosas, las siluetas de los oscuros árboles que conforman el bosque: tan gruesos como grotescos, troncos que acaban en ramas desnudas.
¿Te atreverás a cruzar al otro lado? ¿Serás capaz... de entrar en el bosque?
Lar ramas de los innumerables esqueletos de madera parecen reírse mientras el viento lleva las palabras a todos los rincones del lugar.
Ella parece dudar. Sus labio inferior cae débilmente, dejando entrar un amargo olor en su boca; sus pestañas caen también, y, como el aleteo de un colibrí, regresan a su sitio rápidamente. Ella duda. Pero enseguida su mente construye una imagen en su cabeza. Cierra los ojos y en sus párpados, como si de lonas blancas se tratase, se refleja la imagen que su mente le proyecta.
Dos cálidos ojos azules le devuelven la mirada desde el interior de sus propios párpados.
Ella conoce esos ojos, ella ama esos ojos.
Así que cuando abre los suyos propios y el oscuro bosque se recrea ante ella, solo se ve una firme decisión castaña en sus profundas pupilas.

10.06.2013

Esas derrotas que saben tan mal...

...que te dejan la boca seca y los ojos amargos; esas derrotas que te hacen bajar la cabeza, esconder la rabia y dar pasos largos para huir de ellas; esas derrotas que te aprietan los dientes y te muerden la lengua; esas derrotas que escuecen; esas derrotas que queman con lágrimas el fondo de la garganta; esas derrotas que te dejan vacío, en las que piensas en casa cuando acaba el partido; esas derrotas que respiras hondo y pasan a ser parte de ti.
Esas derrotas, las que están a punto de acabar con nuestra fuerza, son con las que realmente maduramos y las que nos hacen mejores cada día.



I LOVE BASKETBALL.
-EVEN GRAVITY CAN'T KEEP US DOWN-

10.03.2013

No puedo enfrentarme a él; la droga nos hace adictos, y él es mi heroína.

Supongo que las cosas se nos escapan por miedo a aprovechar las oportunidades que se nos presentan. Así que eso explica por qué llevo llevo años dejándole escapar, porque me da miedo coger alguna de las oportunidades que se ponen en mi camino y usarla a mi favor.
Huyo de ellas, las esquivo; me resulta imposible enfrentarme a él, a su ojos azules que hacen que mis pensamientos dejen de tener sentido, a su sonrisa que hace que se vuelvan locos mis sentidos; a su risa, que se quedó grabada en mi mente desde el primer momento, al sonido de su voz que hace eco en mis oídos. No puedo enfrentarme a él, porque la droga nos hace adictos, y él es mi heroína. No podría soportar ser una yonki de sus miradas o una dependiende de sus sonrisas.
Aunque supongo que podría coger una de las oportunidades. Aprovecharla, solo por ver si da resultado.
Pero supongo que soy cobarde, que más que enfrentarme a él, temo enfrentarme a un rechazo, a un mirada que se desvía y unos labios que gesticulan  un "no, lo siento".
Llevo años pensando que será así, que no sirve de nada intentarlo, que es preferible seguir idealizándolo en un pequeño rincón de mi mente, seguir observándole con cuidado mientras él no mira, callándome cuando está cerca y envidiando a aquéllas otras que sí se atreven a coger las oportunidades y acercarse a él.
Porque todo me indica que será así, aunque siempre hay una pequeña parte de mi, una parte que no entiende de fracasos porque no atiende a la cordura, y que siempre que le tengo cerca susurra con esperanza: "¿y si sale bien?"

9.24.2013

Lo fatal


Dichoso el árbol que es apenas sensitivo,

y más la piedra dura, porque esa ya no siente,

pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo,

ni mayor pesadumbre que la vida consciente. 


Ser, y no saber nada, y ser sin rumbo cierto,

y el temor de haber sido y un futuro terror…

Y el espanto seguro de estar mañana muerto,

y sufrir por la vida y por la sombra y por 


lo que no conocemos y apenas sospechamos,

y la carne que tienta con sus frescos racimos

y la tumba que aguarda con sus fúnebres ramos,

¡y no saber adónde vamos,

ni de dónde venimos…! 

—Rubén Darío.



Rubén Darío: poeta nicarangüense impulsor del modernismo literario en el mundo y uno de los poetas que más me ha influido. Este poema, Lo fatal, es sin duda mi favorito; desde el principio me sentí intrigada por sus palabras, y no podía dejar de analizar cada verso con creciente emoción; las paradojas me enamoran y los significados me sobrecogen. Es una obra de arte que consigue conmoverme en tan solo 3 estrofas llenas de sabiduría esperando a ser reflexionada.

7.20.2013

Últimamente no hacen más que preguntarme que qué busco en la vida. Y por una vez me he querido parar a reflexionar, porque no es una pregunta fácil.
Supongo que en la vida se buscan muchas cosas, pero sobre todo se busca la felicidad. Se busca aquello que llene tu vida y te haga sintonizar con el mundo.
También se busca un sentido, una razón de ser. Somos humanos, en nuestra naturaleza está el morir por entender las cosas.
Buscamos la plenitud del alma y la pureza del ser, limpiándonos de vez en cuando de las corrupciones que se engendran en nosotros.
Buscamos libertad, el poder experimentar sin medidas, llegar a donde nunca antes ha llegado nadie y ver la vida desde otra perspectiva.
En nuestro camino intentamos encontrar el amor. Cuatro letras, dos sílabas, una palabra y miles de sentimientos. Amor, también podríamos definirlo como la locura del alma. La mayoría creen que poseyendo esta locura lo tendrán todo: la felicidad plena, la persona que le da sentido a la vida, el yo puro y sincero y la libertad de sentir.
No creo que solo busquemos el amor verdadero en esta vida, pero es un buen sitio desde el cual empezar a buscar.

7.17.2013

La vida es un juego de dados, y él ha sacado un 7.

Kyle era lo que se conocía como un depredador. Era uno de esos chicos que salían por la noche en busca de algo o alguien que los satisficieran, ese tipo de chicos que tienen tal confianza en su propia atracción que poseen un aura característica de seducción. Así que allí, en aquella discoteca del centro de Manhattan, con el alcohol hirviéndole en la sangre y la música reventándole los sentidos, se sentía poderoso.
Estaba en su hábitat, el lugar idóneo para efectuar su faena diaria. En aquel momento lo tenía todo: los colegas de respaldo por si había algún problema, el ambiente perfecto, la pista a tope, el DJ animando como nuca y, sobre todo, tenía la garganta quemada y la locura que solo el alcohol era capaz de proporcionarle.
Sólo le faltaba su presa. 
Barría cada esquina del local con su calculadora mirada, en busca de aquello que pudiera satisfacerle. Tras un buen rato registrando el lugar, se decepcionó al no encontrar nada que valiera la pena. Estaba a punto de pasar de allí y buscar en otro local cuando la puerta se abrió. El frío del ya empezado invierno se coló por la abertura, refrescando el sudor de su nuca. Y con el frío se coló también en el local ella, su presa: morena, ojos claros, cuerpo de envidia, mirada penetrante y superior; era el tipo de chica que cualquiera consideraba inalcanzable. Pero Kyle  no era cualquiera. Una media sonrisa afloró a sus labios mientras se acercaba con paso decidido a la muchacha. Despacio, con porte elegante y movimientos sutiles, como lo haría una pantera para acercarse al pequeño ciervo sin asustarlo.
A pocos pasos de distancia, ella se percató de su presencia y supo exactamente qué era lo que él buscaba. Cambió de postura en un gesto prácticamente imperceptible, estirándose, echando los hombros y el pelo hacia atrás, haciéndose ver más inalcanzable. Era un gesto prácticamente imperceptible, pero él lo notó. A Kyle ya no se le pasaba por alto este cambio que era tan común en sus presas. Era como si intentaran atacar cuando estaban predestinadas a defender. "Pequeña inocente", sonrió Kyle para sus adentros.
Todo esto era como un juego en el que él era un veterano, ganador ya de un considerable número de partidas, y, como un astuto jugador que reconoce un farol cuando lo tiene delante, supo enseguida de qué tipo de chica se trataba. 
Así que apostó por las cartas más altas, con la sonrisa de una victoria asegurada.


7.16.2013

Blue eyes in a colorless world.

No hay ninguna razón lógica para sentir lo que siento, ni siquiera hay una base científica que explique por qué cada vez que tus pupilas se cruzan con las mías se desata un terremoto en mi interior. Al principio es como un cosquilleo que sube y baja acariciando el interior de mi estómago; cuando llega al pecho sacude mi corazón con una oleada de descargas eléctricas que descontrolan mi respiración. Mi boca se entreabre para poder captar oxígeno de forma rápida, pues mi sentido del olfato junto con los otros cuatro han dejado de realizar sus funciones para centrarse en ti: absorbo el olor de tu perfume caro, por mi espalda corren los escalofríos que creo que sentiría si tu piel estuviera en contacto con la mía; mis labios se centran en intentar recrear el sabor de los tuyos, mis oídos intentan desesperadamente captar alguna palabra salida de tu boca y mis ojos, ansiosos como un morfinómano, buscan la droga encerrada en esa mirada azul.








¿Mi droga? Sus ojos.

7.15.2013

Se nos acaba el tiempo.

Como los tic-tacs de las agujas del reloj, continuos y constantes, los segundos, los días y los años pasan sin que podamos hacer nada para detenerlos. Como la arena, que acaba escurriéndosenos de entre los dedos y fluye en el aire con los minutos que se lleva el viento.
Los minutos. Solo 60 segundos. Tan solo 3600 milisegundos. Parece una miseria, pero en un minuto te puede cambiar la vida: una noticia, buena o mala, que se cuente con un par de palabras; una decisión; un te quiero de sus labios o un adiós de sus ojos.
No sé cuánto tiempo necesitas para darte cuenta de que la vida pasa, y que cada minuto es un momento único, pero date prisa, 'cause we're running out of time.


Factótum.

“If you're going to try, go all the way. Otherwise, don't even start. This could mean losing girlfriends, wives, relatives and maybe even your mind. It could mean not eating for three or four days. It could mean freezing on a park bench. It could mean jail. It could mean derision. It could mean mockery--isolation. Isolation is the gift. All the others are a test of your endurance, of how much you really want to do it. And, you'll do it, despite rejection and the worst odds. And it will be better than anything else you can imagine. If you're going to try, go all the way. There is no other feeling like that. You will be alone with the gods, and the nights will flame with fire. You will ride life straight to perfect laughter. It's the only good fight there is.” 

― Charles BukowskiFactotum

1.28.2013

Live, love, learn,

"El lenguaje nos ayuda a capturar el mundo, y cuanto menos lenguaje tengamos, menos mundo capturamos. O más deficientemente. Una mayor capacidad expresiva supone una mayor capacidad de comprensión de las cosas. Si se empobrece la lengua se empobrece el pensamiento."