1.16.2014

Té verde con limón y miel.

      El aire se veía fresco al otro lado de la ventana.
      —¿Me estás escuchando? —elevó la voz un poco más alto de lo considerado correcto, y unas cuantas personas que habían en la cafetería se giraron a mirar.
      Su mirada  giró más lentamente, y, al ver que las palabras se dirigían a ella, esbozó una tímida sonrisa de disculpa.
      —¿Perdona? —dijo, con su voz melosa y sus ojos color miel aún risueños. 
      Él suspiró.
      —No podemos seguir así, Annie.
      —¿Así cómo? —preguntó ella con tono inocente.
      —Pues así... —dijo él, desesperado y exhausto a la vez, agitando los brazos en el aire pretendiendo abarcar, de forma metafórica, todo lo que les rodeaba. 
      Ella lo miraba callada, esperando.
      Por fin, él suspiró.
      —Así de distantes —dijo, con un hilillo de voz y dejando caer los brazos a ambos costados del asiento en el que estaba.
      La expresión de ella adquirió un todo de incertidumbre, y una arruga de incomprensión se formó en su frente.
      —Pero si estamos al lado...
      Él agitó la cabeza, negando.
      —No, Annie... Estamos juntos físicamente, —la miró fijamente a lo ojos—, pero tú estás muy lejos, en un lugar en el que a mí no se me permite estar.
      —¿Y cuál es ese lugar? —preguntó ella, devolviéndole la mirada intensa.
      —Ese lugar es tu mente, tus pensamientos. Nunca te pedí que renunciaras a nada, y mucho menos a tus sueños. Pero ahora parece que renuncias a mí, y yo creía formar parte de ellos.
      Él bajó la vista.
      Ella lo miró; empezaba a entender.
      —¿Te gusta el té, John?
      Él levantó la mirada, desorientado.
      —¿Te refieres al té? ¿Al que se bebe?
      Ella rió suavemente, con su risa pura y cristalina como el rocío.
      —Claro, ¿a qué sino?
      —Pero, ¿eso qué tiene que ver con nosotros?
      Su voz era dulce.
      —Las personas —hizo un gesto, abarcando toda la cafetería— somos como el té; algunos tienen fruta, otros algo de canela; hay otros de menta, de vainilla o de anís, y hay otros tantos a los que, por mucha azúcar que les eches, siguen siendo amargos —hizo una pausa, dejando que su compañero pensara en sus palabras, y esbozó una sonrisa.
      El hombre empezó a entender lo que ella quería decir, y antes de que pudiera añadir nada, la muchacha se levantó.
      Antes de dar media vuelta y marcharse, sin embargo, Annie le sonrió dulcemente una vez mas.
      —Quizás yo no soy el sabor que buscas.
















Yo soy té verde con limón y miel.
¿Quién eres tú?

1.08.2014

Our demons, hidden in ourselves, are reflected on the mirror.

       Me mira fijamente con esos ojos que parecen dos pozos sin fondo; su pelo es una cascada atezada que enmarca un pálido rostro. Demacrados pómulos miran desde arriba, alzando la barbilla arrogante.
       Ella es atractiva; demasiado buena, demasiado poderosa. Separa los carnosos labios y entre una sonrisa vanidosa sale una voz que no se parece en nada a la suya.
       —¿Qué miras? —dice, y alza una ceja con aire presuntuoso—. ¿Envidia?
       La observo, sin sostener sus ojos fijamente, y siento que su mirada umbrosa me estrangula el corazón.
       —Yo... —siento que las palabras se pierden en su camino desde mi mente hasta mis cuerdas vocales, y me aclaro la garganta para guiarlas—. Me gustaría ser como tú —digo finalmente.
       Ella ríe ostentosamente, y mi corazón se asfixia un poco más.
       —¿Como yo? —finge sorpresa—, por favor, niña, ni en tus mejores sueños podrías ser la mitad de lo que soy. ¿Tú te has visto? —su tono se vuelve duro y aún más soberbio—, eres un desperdicio humano, con ese cuerpo deforme y esa cara ridícula. Eres un adefesio, un engendro, una pérdida de tiempo como persona. No te mereces nada.
       Las palabras duelen y mi corazón empieza a ralentizar. Sus ojos son como dos parásitos que traspasan mi piel y beben, lenta y dolorosamente, la poca luz que aún brilla en mí.
       Ya he oído muchas veces sus palabras, ya he sangrado hasta la saciedad y ya no soy nada más que un inestable titileo asfixiado por su mirada negra.
       Normalmente asentiría, dándole la razón, pero esta vez algo es distinto. No sé si es porque ya ha terminado de ahogar mi luz con sus palabras y mi última esperanza sale a flote o si es la vela de mi transigencia la que se ha consumido, pero el caso es que algo se desata en mí y soy capaz de devolverle la mirada y contemplar sus ojos sin que ardan los míos.
       Nos quedamos así un rato; calladas, con las pupilas de una sobre las de la otra. Y cuando ella abre la boca para lanzar un nuevo ataque, me adelanto y mi puño vuela veloz hasta chocar contra su mejilla.
       Solo hay un segundo en el que mis nudillos están en contacto con su rostro y parece que el mundo se para; por una vez ella es la que refleja miedo, y no al revés.
       El segundo pasa; sus ojos se cierran y algo en mí se abre; su rostro se resquebraja, mi mano sangra y sé que soy libre cuando el cristal golpea el suelo, hecho añicos (igual que mi demonio).





Mirror mirror on the wall,
who's the fairest of them all?
you just got destroyed.











; YOU ARE WORTHIER THAN THEM.

1.07.2014

Una ventana que se abre directamente a sus más profundos secretos.





Una vez me enseñaron que los ojos son la puerta del alma.
Así que cuando la veo, risueña y habladora, 
con esa sonrisa que le ocupa prácticamente toda la cara, 
sé que está rota.

1.06.2014

Sus muñecas eran obras de arte: amargas, dolorosas y rotas obras de arte.

Hacia arriba y al descubierto:
las muñecas son su lienzo.

Su musa es la insatisfacción;
su recompensa, la liberación.

Como una flor, el lienzo se abre:
empieza a hacer arte.

El corazón bombea con fuerza:
la inspiración se acerca

Fluida y escarlata,
la pintura resbala.

Dolor, cura, pasión, amargura, delicia, destrucción;
los sentimientos parecen una contradicción.

De arriba a abajo, de ida y vuelta;
son tantos los trazos que ya ha perdido la cuenta.

Pero un día decide cambiar de estilo:
está harta de siempre lo mismo.

Florecer sus muñecas parece algo pasado de moda;
llega el otoño, ya no es tiempo de rosas.




















Cortar y pegar.

1.05.2014

20.14

No puedo considerar este año (2013) como bueno o malo porque ha habido momentos de todo tipo. Lo que sí he de decir, es que ha sido un año de cambios; de transformaciones, tanto externas como internas, tanto dentro de mi grupo social como en mi vida personal.
Ha habido mucho dolor, sobre todo al principio. Creo que entré demasiado fuerte en el nuevo año y él no estaba preparado, (o quizás fue al revés). El caso es que, de tan rápido que iba, no vi la farola y me choqué contra ella. Supongo que serían las tres de la mañana, y supongo que aquél no era un barrio muy transitado, pues nadie vino a levantarme. La noche caía cada vez más fría, y yo me había dejado el abrigo en casa. 
Así que tuve que aprender a levantarme por mi cuenta.
Pero no lo hice del todo sola, sino que me apoyé en la pared, por ejemplo, y me agarré, para ponerme en pie, a la misma farola que me había tirado.
Creía que la calle estaba desierta, pero me olvidé de que en los desiertos siempre hay arena.
La vida es así; creemos estar solos, pero tenemos mucho apoyo detrás; quizás no es el apoyo "fácil" ni el apoyo que esperábamos; es el apoyo que nos deja ahí tirados hasta que nos demos cuenta de que nosotros mismos somos capaces de levantarnos. Pero está ahí, al fin y al cabo, acompañándonos.
En este año me he dado cuenta de que cada vez que caigo me es más fácil levantarme, y no al contrario. Fue en este año en el que he visto mi verdadera fuerza y cómo se desarrollaba; he luchado contra lo que los demás querían que fuera y me he ganado a mí misma
Ha habido decepciones y caídas; luchas y logros; llantos y alegrías.
Ha habido reflexión, mucha reflexión, y me he ido formando como persona.
No te puedo decir que este año ha sido bueno o malo.
Pero te puedo afirmar que éste ha sido uno de los que más me han cambiado.


2013 2014


















Once you've accepted your flaws no one can use them against you.
Unkwon.


Me despido definitivamente del 2013.
No como de un amigo,
no como de un enemigo,
sino como de un maestro.

2014, prepárate, 
porque el catorce es mi número
y voy a hacerle justicia.