3.25.2012

Somos hoy la juventud de ayer y la vejez de mañana.



Sentir tus caricias en mi cuerpo, tus besos en mi piel, tu aliento en mis poros, nuestras respiraciones acompasadas; nuestras sonrisas fundidas una sobre otra, tu mirada reflejada en la mía; entrelazar tus dedos con los míos, mejilla contra mejilla, viviendo el momento sin esperar al mañana. Cada minuto son 60 segundos de felicidad. Somos desconocidos, nos escondemos en el anonimato, no conocen nuestra existencia pero significamos el origen de los demás. El silencio reina, pero tu voz llena mis oídos. Los corazones palpitan, pero no están vivos, son el recuerdo de los suspiros perdidos.


Somos jóvenes, el reflejo de aquellos que ya llevan en este mundo más tiempo del que pueden recordar, somos el espacio que dejan los que se van, el latidos de los corazones que expiraron hace años. Somos rutinas que acompañan a recuerdos; somos tormenta que truena tras épocas de silencio. Somos ruido, explosiones, terremotos, somos fenómenos que cambian el mundo. Somos el sonido de palabras escritas, somos la voz de aquellos que ya no pueden hablar.


Somos eternidad: almas que giran en círculo sin encontrar una salida, protegidos en cuerpos materiales que condicionan nuestra existencia.
La vida es un ciclo: Somos hoy la juventud de ayer y la vejez de mañana.

1 comentario:

Carpe Diem.