3.25.2012

Somos hoy la juventud de ayer y la vejez de mañana.



Sentir tus caricias en mi cuerpo, tus besos en mi piel, tu aliento en mis poros, nuestras respiraciones acompasadas; nuestras sonrisas fundidas una sobre otra, tu mirada reflejada en la mía; entrelazar tus dedos con los míos, mejilla contra mejilla, viviendo el momento sin esperar al mañana. Cada minuto son 60 segundos de felicidad. Somos desconocidos, nos escondemos en el anonimato, no conocen nuestra existencia pero significamos el origen de los demás. El silencio reina, pero tu voz llena mis oídos. Los corazones palpitan, pero no están vivos, son el recuerdo de los suspiros perdidos.


Somos jóvenes, el reflejo de aquellos que ya llevan en este mundo más tiempo del que pueden recordar, somos el espacio que dejan los que se van, el latidos de los corazones que expiraron hace años. Somos rutinas que acompañan a recuerdos; somos tormenta que truena tras épocas de silencio. Somos ruido, explosiones, terremotos, somos fenómenos que cambian el mundo. Somos el sonido de palabras escritas, somos la voz de aquellos que ya no pueden hablar.


Somos eternidad: almas que giran en círculo sin encontrar una salida, protegidos en cuerpos materiales que condicionan nuestra existencia.
La vida es un ciclo: Somos hoy la juventud de ayer y la vejez de mañana.

Somos como niños, intentando controlar las piezas de un nuevo juego, creyendo que tenemos el mundo a lo pies.

Camino por la calle. Está repleta de gente y ruido pero me siento sola. El humo crea una nube espesa en el aire, lo que lo hace difícil de respirar. Camino despacio, mirando a mi al rededor. La gente pasa por mi lado sin levantar la vista del suelo; algunos caminando rápido y en silencio, otros en grupo, hablando y riendo. Nadie se mira, nadie le ofrece ayuda a aquella abuela que carga con varias bolsas pesadas, nadie se detiene ante el pobre indigente que se muere de frío mientras pide un poco de dinero tirado en el suelo; las madres apartan a sus hijos de aquel pobre perro que anda por la calle, pensando que es malo, sin saber que está perdido; nadie saluda a su vecino ni le pregunta como está, solo se miran como extraños. 
Subo en el autobús y busco un sitio que no esté ocupado. El ambiente es silencioso en una parte, pero al fondo se oyen las voces de los jóvenes ansiosos de salir de fiesta. Por la ventana los veo bajar en la siguiente parada; jóvenes inexpertos, disfrutando de la vida, aprovechando cada segundo como si fuera el último. En ese momento uno de ellos enciende un cigarro. Los demás le imitan y yo aparto la vista; todos aparentan ser iguales, comportarse de la misma forma por miedo a ser diferentes. 
Luego salgo del autobús y empieza a llover. Veo cómo la gente avanza más rápido, abriendo sus paraguas, huyendo de la lluvia. Dejo de caminar y permito que la lluvia moje mi pelo y mi cara, sintiendo el agua bajar por mis hombros. Miro como la gente rehuye de la lluvia, no quieren que las gotitas de agua toquen sus cuerpos, pero no se dan cuenta de que son la razón por la que están vivos. Con las manos en los bolsillos sigo mi camino. 
Avanzo con la mirada fija en el suelo y me topo con una flor que crece entre las grietas de la calzada. Me agacho para verla de cerca; es fea, no es la clase de flor que pondrías de decoración en la entrada de tu casa. Es azul, pero el color es casi inexistente tras la capa de polvo y suciedad que la recubre. Ha sido pisada más de mil veces, ignorada y abandonada a su suerte, pero la flor a conseguido crecer, más allá de todo pronóstico; se abre paso entre las roturas de las baldosas que forman la calle, buscando la luz del sol y la vida que el mundo puede proporcionarle. Ahora caen sobre ella gotitas de agua, limpiándola, haciéndola florecer. Esa pequeña flor que la mayoría de las  personas pisa e ignora es otra de las razones por las que deberían dar las gracias de respirar cada día. Me levanto, consciente de ser el centro de las miradas que observan con curiosidad desde los balcones de las casa. Pero no me importan lo que piensen de mí. Igual que a aquella flor, pueden pisarme, ignorarme e intentar silenciarme de este mundo, pero siempre conseguiré la forma de salir adelante. 
Pienso en todos aquellos que no son conscientes de que deben dar gracias cada mañana por poder abrir los ojos una vez más; cada noche por poder ver las estrellas en el cielo que nos cubre. Todos piensan que somos una raza invencible, pero no saben que no podemos sobrevivir sin otra raza más pequeña que nos lo permita. Por eso me inspiro en las cosas pequeñas, en todo lo que parece insignificante y sin valor a los ojos de los demás, las que sin darnos cuenta completan nuestro día a día, y sin las cuales este lugar al que llamamos Tierra no sería lo mismo. Somos como niños, intentando controlar las piezas de un nuevo juego, creyendo que tenemos el mundo a lo pies.
Y no nos paramos a pensar en que a lo mejor somos nosotros las piezas del juego de otro se más grande y poderoso.


3.19.2012

El único lugar del mundo en el que puedes ser absolutamente libre es en tu imaginación.


WHEN THE WORLD SAYS "GIVE UP",
GOD WISHPERS "TRY ONE MORE TIME".





Vivimos en un mundo infinito pero tendemos a querer detener el tiempo para conservarnos eternamente.  Porque lo que nos mata es la mortalidad, y lo que nos hace eternos, la inmortalidad. Y siempre es lo mismo.


Querer guardar risas en un frasco para no perderlas, para que cada vez que estás triste puedas abrirlo y dejar que te reconforten. Levantar los ojos al cielo y pensar "YO PUEDO HACERLO". Puedes llegar más allá, no dejes que te digan que el cielo es el límite cuando hay pisadas en la Luna. No dejes que le pongan obstáculos ni restricciones a tu vida. Eres libre, lucha por tu derecho. Atrévete a correr desiertos sin el miedo de poder estar sediento, busca calor donde los demás solo son capaces de sentir frío; deja huella  donde otros solo dejan rastro, atrévete a mirar el futuro de frente sin adherirte a tu pasado; crea tu propia estela en el mar y deja brillar tu luz en la oscuridad de los demás. Porque todos somos dueños de esto a lo que llamamos vida, pero si no la vivimos bien, no somos dignos de ella.
Regálale al mundo tus deseos, llénalo con tus esperanzas. Fíjate bien en las cosas que inspiran la vida, porque son las que mueven el Universo. Dale a cada día tu mejor sonrisa, haz que otros gocen con tu alegría. Al que llora sécale las lágrimas y demuéstrale que nadie las merece. Deja que las personas que te quieren sean la melodía de tu música. Recuerda que la adrenalina es dueña de momentos y creadora de recuerdos; deja que tu sangre hierva, respira hondo y llena tus pulmones del aire que te da la vida. Mira donde antes solo veías vacío y encontrarás un nuevo mundo lleno de fantasías; ten siempre presente quién eres y de dónde vienes, porque habrá personas que intentarán cambiarte.
Sueña, deja libre tu imaginación porque el único lugar en el mundo en el que podemos ser absolutamente libres es en ella. 

Siempre hay algo en lo que creer y por lo que vivir.

¿Sabes lo que es estar encerrado en la oscuridad, sin poder sentir el calor del Sol, sin poder ver brillar a las estrellas? ¿Sabes que es estar en un lugar donde tu luz no puede cobrar intensidad? Hay veces en las que no encontramos lugar en el mundo para hacernos notar. Como si fueras invisible.
¿Has sentido alguna vez que estás atrapado en un mundo al que no perteneces? Porque las personas no te entienden, porque el aire que respiras no te llena, porque lo que te rodea deja un espacio en tu interior. 
Cada sonrisa que finges es una prueba más de lo fuerte que eres cada día. Pero, ¿cuánto más podrás aguantar? 
Sé como te sientes, conozco esa sensación de querer huir de todo, de todos; querer correr y desaparecer.
Pero a veces huir no es la solución. Tienes que fijarte que hay otros más pequeños e insignificantes que tú, que siguen adelante, porque siempre hay algo en lo que creer y por lo que vivir. 


#Broken.

Sabes Mi Nombre
Pero no MI HISTORIA.

Has oído lo que he Hecho
Pero no lo que he PASADO.

Sabes donde Estoy
Pero no de donde VENGO.

Me ves Riendo
Pero no sabes lo que he SUFRIDO.

Deja de JUZGARME.
SABER MI NOMBRE
NO IMPLICA CONOCERME.

3.01.2012

"El hecho de ser habitados por una nostalgia incomprensible sería, al fin y al cabo, el indicio de que hay un más allá."


Levantas la vista y miras por la ventana. El sol se está escondiendo tras los rascacielos, la ciudad se tiñe de un color rojizo y el viento agita las hojas de los árboles de un lado a otro. Ves a la gente por la calle, escuchas las risas de los niños, respiras el humo de los coches que se mezcla en el aire; es un tarde normal, como otra cualquiera, o eso es lo que el mundo piensa. Cierras la ventana, con ojos cansados y pasos ligeros vas hasta la cama. Acaricias las suaves sábanas violetas, miras las fotos de la habitación; una lágrima resbala por tu mejilla. Coges una de ellas, con cuidado, recordando los momentos compartidos con ese ser querido. Recuerdas su risa, su forma de hacerte sonreír; recuerdas todas esas noches de verano juntos, en las que no decíais nada, porque el silencio decía mucho más que mil palabras; recuerdas su olor, aquel aroma que te acompaña en sueños, su voz, que sigue susurrándote en el oído cuando te sientes sola. Extrañas sus defectos, sus diferencias, todo aquello que le hacía tan especial, todas esas cosas que era capaz de hacer tan solo por verte feliz. Cierras los ojos, dejas que los recuerdos te invadan por un momento, que te vuelvan a llevar a los viejos tiempos en los que con muy poco sentías que lo tenías todo.
Vuelves a dejar la foto en su sitio. Apagas la luz, quieres desconectar del mundo por una noche. Te metes en la cama despacio y te rindes al sueño, porque sabes que si sigues despierta el dolor te cogerá y no te dejará escapar.
Así que te dejas llevar, hasta donde los sueños te quieran dejar...