Espero que reconozcas cuál es.
El Kyle idealizado de todos mis relatos compite con el Jack de mi corazón.
O puede que sea con el de mi botella.
O puede que sea con el de mi botella.
Un brindis con Daniel en un bar de poca monta a las afueras del submundo.
Avanzamos.
Un suburbio con placa de motel nos llama la atención.
Esta noche vamos a brillar con las luces de neón.
O como ellas.
La noche espesa se abre entre turbulencias y una claridad arrebatadora abotona mis sentidos en un punto fijo.
Y aunque existe una diferencia entre vivir para amar y amar para vivir,
yo ya estoy bastante muerta.
Muerta mi coherencia.
Y aunque existe una diferencia entre vivir para amar y amar para vivir,
yo ya estoy bastante muerta.
Muerta mi coherencia.
Las astillas crujen y huimos en el coche de la policía antes de que nos detenga.
O peor aún, que no nos diga nada.
Porque lo que nos gusta no es follar,
sino que nos prohíban hacerlo.
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Carpe Diem.